Víctor Balaguer y Emma de Madrazo, una posible historia de amor en el Balneario de Alzola
16/04/2024
Víctor Balaguer (una de las figuras principales de la Renaixença catalana) y Emma de Madrazo (sobrina de Federico de Madrazo, uno de los más grandes retratistas del siglo XIX) estuvieron en el balneario de Alzola en agosto de 1893. La presencia de Víctor Balaguer y Emma de Madrazo en el balneario de Alzola aquel verano, se confirma a través de dos cartas escritas por el propio Balaguer el 3 y 5 de septiembre de ese mismo año, cuando el escritor contaba con 69 años de edad.
Añoranzas de Víctor Balaguer
La primera carta titulada “Excursiones desde Alzola” y la segunda titulada “Regreso a Alzola” fueron publicadas en la “Revista contemporánea” nº 92, en octubre de 1893 y posteriormente en la “La Ilustración Artística” el 13 y el 20 de noviembre de 1893. Os dejamos con algunos extractos que hacen referencia a Alzola: “¿Lo recuerda usted, mi gentil amiga, ma genio danto, como dicen los trovadores provenzales? ¿Recuerda usted aquellas excursiones tan deliciosas, y para mí tan inolvidables, por las cercanías de la solitaria Alzola?
¿Recuerda usted, sobre todo, la última, la que realizamos hace apenas cuatro días? Por mi parte, declaro que no puedo ni debo olvidar el encanto de los días que juntos hemos pasado en Alzola con esos excelentes compañeros y esa sociedad selecta congregada cada tarde a la sombra del suntuoso platanar que tan gallardamente se eleva ante las puertas del balneario”. Así empezaba Víctor Balaguer su primera carta dirigida a Emma de Madrazo.
Recuerdos de Alzola
“…Y dicho ya esto, vuelvo a mi punto de partida. Decía, o iba a decir, que vine aquí, a estas tierras de la noble Burgos y a las ruinas de Fres del Val, donde me hospedo, en compañía de todos aquellos recuerdos de Alzola, y con la añoranza de ellos. Y como considero que uno de mis primeros deberes es el de escribir a usted, así lo cumplo, ante todo, al llegar a mi primer sitio de descanso, fechando mi carta en este monumental claustro del siglo XV, que me recuerda el de Poblet…”
“…Escribiendo a usted, amiga mía, se me imagina que prosigo conversaciones interrumpidas con la gentil dama, que a los atractivos de sus gracias y bondades de su corazón une las altezas del alma y los vuelos del ingenio, amable compañera de nuestras excursiones, y centro y vida de aquellos corros que al comienzo de cada tarde se forman en el platanar de Alzola, donde precisamente a esta hora en que pongo estas líneas se departe tan agradablemente, con tanto derroche de ingenio y tanto primor de discreteo…”
Excursión a Deva
“…Ya recordará usted cómo, al terminar nuestro almuerzo en Alzola, decidimos, de repente, irnos a la cercana villa de Deva, para asistir al espectáculo de la marea viva, la pleamar, que, según opinión de gente entendida, debía ocurrir a las cuatro de la tarde de aquel mismo día, 29 de agosto. Salimos de Alzola en animada caravana y en ligeras cestas, todas con su entoldado zarzo, por aquella hermosa carretera, donde se va como por un paseo, gracias a recibir especial y constante cuido…”
“…Y de tal suerte debe ser así, que yo recuerdo perfectamente que, al encontrarme con usted en Alzola, y al preguntarle: «¿Viene usted en el tren por vez primera?» se apresuró usted misma a contestar, como saliendo al paso a mi pensamiento: «No, señor, no; por última.» …” Muy probablemente Emma de Madrazo realizó el viaje en el primer tren con viajeros que salió el 3 de agosto de 1893 de Deva con destino a Elgoibar. Puedes leer más sobre la Estación de Ferrocarril de Alzola, en nuestro otro artículo.
La familia de Eva de Madrazo
Curiosamente, pocos días después de la publicación de esas “Cartas a la Señorita doña Emma de Madrazo”, el periódico “La Iberia” anunciaba la pedida de mano de Emma de Madrazo y Rosales. Exactamente el 26 de noviembre de 1893, se anunciaba el compromiso con Don José de Pando y Saavedra, caballero y secretario de la Orden militar de Calatrava, emparentado con los marqueses de Miraflores y Perales.
Hemos querido seguir la historia de estos personajes en una búsqueda detectivesca, al conocer lo que nos ha parecido un vertiginoso casamiento, justo unos meses después de ese encuentro en Alzola, entre el escritor catalán Víctor Balaguer y esta señorita de la alta sociedad madrileña. Emma de Madrazo y Rosales era la hija mayor de Don Pedro de Madrazo y de Manuela de Rosales y Lasala, hija del general de Estado Mayor Martín de Rosales y Manuela Lasala, camarera de Isabel II.
La pedida de mano
Don Pedro de Madrazo era, por aquel entonces, Ministro del Tribunal de lo Contencioso, y hermano de los famosos pintores Federico de Madrazo y Luis de Madrazo. Si recordáis, Federico de Madrazo, era amigo de Sofía Vela, asidua también del Balneario de Alzola y a quien retrató en 1850. Nos hicimos eco de una de las visitas de la artista al balneario en: “Guillermo Morphy y Sofía Vela en Urberuaga de Alzola”.
El 15 de enero de 1894 se publicaba en el periódico “El Liberal” que la pareja había tomado los dichos, es decir habían cumplimentado el expediente matrimonial, teniendo por testigos al Conde de ¿Soutao?, primo del novio y los Señores Don Luis de Madrazo y Don Juan de Messa, parientes por parte de la novia.
El ajuar de la novia
El 2 de febrero de 1894 “La Correspondencia de España” publicaba en “Noticias de Sociedad” un extenso listado del ajuar de la novia: La casa del ilustre académico don Pedro Madrazo, es muy visitada estos días por los numerosos amigos de la familia que acuden a admirar el elegante equipo que la señorita doña Emma lleva a sus bodas con el secretario de la orden de Calatrava señor Pando.
Las obras de arte de los Madrazo y los retratos de los individuos de la noble familia de los Rosales que decoran de ordinario aquella vivienda, desaparecen bajo las telas orladas de valenciennes, guipure y otros primorosos encajes que forman las ricas prendas del equipo.
En bordados hay labores delicadísimas, especialmente las del juego de cama, que son de una gran novedad. El novio ha hecho presentes riquísimos, que consisten en diadema y collar de brillantes de gusto etrusco, una rama de brillantes que puede adornar todo un escote cruzando el pecho, una gran hebilla de brillantes, varias agujas y todo el servicio de tocador de plata.
El Sr. Pando ha hecho a los individuos de su futura familia ricos presentes; a D. Pedro Madrazo le ha regalado un sello de oro, formado por un geniecillo que sostiene una bola de lapislázuli; a la señora de Madrazo un reloj de porcelana de Sajonia, y a la hermana de la novia una sombrilla Luis XV, de brocatel la tela y de saxe el puño.
La señorita de Madrazo, regaló a su futuro esposo una botonadura de zafiros en cabochón, el Sr. Madrazo, un alfiler cabochón rodeado de brillantes y la señora y señorita de Madrazo una cadena de oro.
Los vestidos regalados por el novio son tres, el de boda de moire negro con tules bordados y encaje de Bruselas en la delantera; otro de terciopelo color violeta con guarnición en el cuerpo, de encaje de Venecia, y otro de brocatel amarillo, con bordados. A estos vestidos acompañan dos abanicos, uno Luis XV, de encaje blanco y nácar y otro de concha con encaje negro, y una alegoría de Himeneo. Completan los regalos del novio, un pañuelo de encaje de Bruselas y dos mantillas de blonda, blanca una y negra otra. En el equipo figuran otros tres vestidos elegantísimos hechos como los regalados por el novio, por Mlle. Matilde.
La familia de la novia la ha hecho ricos presentes: su tío D. Federico un reloj de oro; D. Luis, un saco de viaje en cuero blanco, con todos los objetos de plata; su prima, la viuda de Fortuny, la ha enviado una guarnición de encajes de Venecia para un traje de baile; D. Ricardo, una lámpara de bronce; su hermano José, un juego de té, y su hermano político D. Andrés Miralles, un juego de cepillos de plata labrada.
Los regalos son numerosos, figurando entre ellos un alfiler de la duquesa del Infantado, una bulloir en plata de la marquesa de Montroig, y otros ricos presentes de la condesa de Vía Manuel, marquesa de Villalobar, de Barbóles, generala Echagüe y otras muchas personas conocidas.
La boda se verificará, el 5 del corriente, y los novios saldrán el mismo día para Andalucía.
El enlace
El enlace de Eva de Madrazo efectivamente tuvo lugar en febrero de 1894, tal y como publicaría, El Abate Faria, seudónimo del periodista Agustín Retortillo y Macpherson, en las Noticias de Sociedad del periódico “El Día”, del 5 de febrero de 1894. No sabemos si Emma de Madrazo y Rosales se vio obligada a pasar por el altar, debido a la sospecha de un embarazo o para evitar un desaconsejado enlace con Víctor Balaguer, quien en ese momento era miembro de la Real Academia Española. Quizás, simplemente, aquel verano en Alzola, el escritor se dejó llevar por el romanticismo y nuestros cuidados en el balneario. Sin embargo, ¿por qué, en una familia de famosos pintores, no se conoce ningún retrato de Emma? ¿Acaso se convirtió en la “oveja negra” de la familia Madrazo, debido a algún turbulento secreto?
