Un corresponsal de balneario en Alzola: Crónica del verano de 1882

17/01/2024
Así empezaba la crónica del corresponsal que visitó Alzola en agosto de 1882

Hoy os traemos una crónica periodística publicada en «El Liberal» el 12 de agosto de 1882. El corresponsal de balneario enviado a nuestro manantial aquel verano, nos traslada al pasado. A falta de fotografías, hemos querido acompañar el relato con ilustraciones de la época. De esta forma, ofrecemos una mirada al paisaje que contemplaban aquellos bañistas que estuvieron en Alzola. Durante los siglos XIX y principios del XX, los manantiales eran destinos de salud y ocio muy populares. Muchos personajes influyentes acudían a ellos para disfrutar de los beneficios terapéuticos de las aguas minerales. La presencia de figuras famosas en las casas de baños llevó a la creación de la figura del corresponsal de balneario.

Baños termales de Altzola siglo XIX
“Baños termales de Altzola”. Litografía de Pedro Pérez de Castro (1857)

Los periódicos más destacados contrataron a periodistas especializados, para destacar la vida social y los tratamientos de salud que tenían lugar en los balnearios. Las crónicas y reportajes de aquellos corresponsales de balneario, contribuían significativamente a la promoción y popularidad de estos destinos en la sociedad de la época. Sus escritos a menudo destacaban la belleza del entorno, los beneficios para la salud de las aguas minerales y también, las actividades de ocio. De esta manera, se proporcionaban a la gente información detallada sobre lo que podían esperar, al visitar un determinado balneario.

Desde Alzola. 9 de agosto de 1882

Mapa de Guipúzcoa. Charles Scribner’s sons, New York (1883)

“Desde hace seis u ocho días la temperatura es aquí deliciosa. Han cesado las lluvias, que fueron muy frecuentes durante todo el mes de julio, y disfrutamos ya sin interrupción del ambiente tibio, suave y perfumado, que es el mejor atractivo de estos valles y según yo creo el más eficaz de todos los medios de curación que encuentran los enfermos a quienes su buena estrella guía a este ameno y apartado rincón de Guipúzcoa. Allí, por el contrario, deben ustedes estarse achicharrando, pues no se explica de otro modo el verdadero aluvión de bañistas y viajeros que el tren vomita todos los días en Vitoria, en Zumárraga, en AIsasua, en San Sebastián y en Hendaya y que los carruajes distribuyen por los diversos balnearios de estas provincias y por las hermosas playas de su costa. Madrid, a estas horas, debe estar despoblado”.

“Iglesia de Altzola”. Litografía de Pedro Pérez de Castro (1857)

“No es, por tanto, maravilloso que hasta los baños de Alzola, donde la concurrencia es siempre escasa, quizás porque no son muy conocidas las excelentes condiciones de su rico manantial, se vean ahora concurridísimos. Más lo han estado aun llegando a reunirse cuando terminaba el mes pasado en la fonda del establecimiento, que es la mejor hospedería del balneario, sobre un centenar de concurrentes. De estos se han marchado ya las familias del conde de Peñalver, de D. Silverio Urquiza, de D. Pablo Hernández, de D. Rafael Jabat, de Nájera y los señores conde de Monterron, Gorostidi, Fernández de Córdoba, Gómez (D. Alejo) Torres Vildósola, Encomienda, (marqués de) Vallejo, Lorenzana, Estrada (D. Luis), Goizueta, Larrañaga, Alegre Dolz, Garrido (D. Esteban), Pérez Vidal, conde de Plasencia, Álamo, López Cano, marqués del Águila Real y Martínez del Rincón”.

El conde de Peñalver y Fernández de Córdoba, estuvieron en el balneario de Alzola, tal y como recoge esta crónica

“Este distinguido pintor salió anteayer precipitadamente para Málaga, de donde había recibido tristes noticias sobre la salud de uno de sus hijos. El señor Lorenzana ha marchado hace dos días a Arcachon, según creo, sin hallar grande alivio en la pertinaz dolencia que le mortifica. Ha hecho aquí una vida muy retirada y mantiene su apartamiento de la política hasta absteniéndose de tomar parte en las conversaciones sobre los negocios del país que los bañistas suscitan a veces con ánimo de distraer la tranquila ociosidad de las estaciones veraniegas.”

Juan Álvarez de Lorenzana y Antonio Fernández Grilo, estuvieron en el balneario de Alzola, tal y como recoge esta crónica

“A pesar de que han marchado tantos, aún queda aquí una colonia numerosa y distinguida, de la cual forman parte la familia del señor Zoza de Zaragoza, la de D. Fernando Sánchez, la del señor Bourgon, D. Pascual Longoria, las señoras viudas de Milans y la Rigada, la de González Serrano y su hija la viuda de Pacheco, D. Manuel Berzosa, el señor Moreno Quégles (D. Manuel), D. Prudencio Álvarez y su sobrina, los señores Grotta, Monmeneu, Amisola, Manzanero, deán de Salamanca, Elipe, Peña, Badillo, Moraza (D. Daniel), Gimeno, el magistrado del Supremo señor Viñas y los señores Puente y Falcón, Luna, Hidalgo, Morales Bell, Pérez San Juan, Mata, Salazar, Górgolas, Ruiz Bucesta, Aman, Sánchez Gumez, Maldonado y el poeta Grilo, que ha llegado hoy.”

Anuncio de la fonda de Irazu publicado en “La Época” (22-06-1884)

“La vida que aquí hacemos es la que ya conocen los lectores de EL LIBERAL, por lo que les he dicho otros años; una vida regalada y tranquila, en que no abundan las diversiones ni los accidentes. Se bebe mucha agua mineral, se come bien, se pasea bastante, se hace música y se baila en el salón de la fonda del establecimiento y en el de la fonda de Irazu, se encomia la virtud del manantial, se pondera y aplaude el celo y la inteligencia del médico director y se proyectan excursiones a los puntos inmediatos del interior o de la costa.”

“El Rio Deba, cerca de Elgoibar”. Litografía de Pedro Pérez de Castro (1857)

“Dentro de poco tiempo esas excursiones serán más fáciles y habrán aumentado los encantos que ofrece este bello país, con la construcción de una nueva línea férrea, la de Vitoria a Deva y a San Sebastián. Esa línea pasará por Escoriaza, Arechavaleta, Otalora, Mondragón, Vergara, Plasencia, Elgoibar, Alzola y Mendaro; desde Deva seguirá la costa hasta llegar a la capital de Guipúzcoa. Ya está hecho el trazado y dentro de muy poco tiempo comenzarán los trabajos. En nuestros paseos por los alrededores de Alzola hemos visto hincadas en el suelo las estacas que señalan el futuro rumbo de la vía. Pasará por las inmediaciones de la fonda del establecimiento y se detendrá a corta distancia de ella en un punto del camino de Alzola a Mendaro donde se ha de establecer la estación correspondiente al primero de dichos puntos.”

Si quieres saber qué supuso la construcción de la Estación de Ferrocarril de Alzola, puedes seguir leyendo en el siguiente enlace.

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