El Residuo, de acicate para descuidar la Salud.

02/09/2020

El Residuo, de acicate para descuidar la Salud

La cuestión del residuo que generamos a diario representa una problemática grave.

Una problemática a nivel global. La Tierra está expuesta a un nivel de saturación de contaminantes físico-químicos producidos por el ser humano como nunca antes hemos conocido.

Los océanos, la atmósfera, los ríos y el subsuelo son testigos de vertidos incontrolados de todo tipo de materiales y sustancias. Y por lo observado, también «incontrolables».

Podríamos confiar en el ámbito administrativo competente para el control de esta serie de amenazas hacia la naturaleza y por consiguiente hacia la vida. Sin embargo, todo parece indicar que hace tiempo se tirara la toalla en este propósito. Así que, están fuera del alcance de nuestro control.

Marzo de 2018, Kwinana (Australia). Instalación de redes de drenaje.

España trata de cumplir con las normativas europeas y lo hace a su manera, que entre otros aspectos refleja un desorden y un desatino importantes, especialmente en el ámbito de la gestión de residuos alimentarios.

Por un lado, el desorden:

Cuando un sistema implantado por ley y nombrado Sistema Integral de Reciclado cuya responsabilidad se determina «la de reciclar», recáe sobre la empresa privada como es el caso de Ecoembes y Ecovidrio, lo que prima es de qué manera se reparte el pastel, con el riesgo de convertir la premisa inicial en el modus operandi que contente a todo el accionariado.

Cabe destacar la colaboración municipal en términos de recogida selectiva de los envases, por el que cada municipio cuenta en el presente y como aval largoplacista en sus presupuestos, del montante que en cada caso ofrece el Sistema Integral de Reciclado por volumen de negocio.

Por otro lado están las empresas envasadoras de alimentos. Estas cuentan por ley con la obligatoriedad de hacerse cargo de los envases que se convertirán en resido una vez consumido el producto, en casos en el que no exista Sistema Integral de Reciclado. En España, como se da el caso de que Ecoembes y Ecovidrio comparten esta competencia, pues lo que las empresas envasadoras hacen es incluir en el etiquetado los icónos de «reciclable» y «deposítese en un contenedor selectivo para su posterior reciclado» y en contraprestación, cada empresa abona las cantidades estipuladas en base al gramaje y cualidades reciclables del material utilizado, sea plástico, vidrio, cartón, aluminio, etc., por cada unidad de producto que comercializa. Este abono lógicamente va directo a las arcas del Sistema Integral de Reciclado en aras de garantizar el reciclado del residuo generado.

Todo este panorama, a ojos del consumidor resulta confuso y no atiende un orden lógico. La percepción del consumidor de a pie, en infinitas ocasiones, es que el Sistema Integral de Reciclado es un ente público, (incluso vería viable la transferencia de sus competencias a cada comunidad autónoma). Pero el caso es que dicho ente privado, lejos de reivindicar su responsabilidad y competencia en el reciclado del residuo alimentario (previo pago por las empresas y a cargo a fin de cuentas al comprador vía precio), su estrategia de comunicación pasa por hacer responsable del problema al consumidor.

Cierto, en parte lo es. Es responsable de hacer que el residuo acabe en un contenedor de recogida selectiva, para facilitar su posterior reciclado. No obstante, la ley determina que el responsable de reciclar es el Sistema Integral de Reciclado que cobra por cada producto comercializado para garantizar el residuo que el consumidor genera.

Con ánimo de ordenar las ideas y generar un estímulo realmente positivo, desde Alzola hemos reivindicado en numerables ocasiones (en reunión con miembros de Ecoembes incluso), se comunique una realidad que para pocas personas es evidente, y es la siguiente:

Las personas reconocemos ser reácias a que nos toquen el bolsillo sin una razón de peso. Lo que no hemos asimilado aún, es que cuando consumimos bienes alimentarios, en el precio de un producto se incluye el importe correspondiente a garantizar la recirculación en la economía (dígase reciclaje) del residuo que generamos.

En cada ocasión en que no facilitamos la recogida selectiva del residuo, donamos nuestro dinero al propio Sistema Integral de Reciclado, que repetimos, no es siquiera el Gobierno. ¿Cómo es esto posible? Pues lo es porque el sistema se libera de la responsabilidad de realizar el trabajo por el que ha cobrado. Tú, yo, nosotros, todos, hacemos que el sistema reparta dividendos entre sus accionistas cada vez que no cumplimos con nuestra obligación cívica, en España.

Si Ecoembes y Ecovidrio relataran esta realidad en una campaña que dijera, por ejemplo: «Cada vez que te desentiendes del residuo que generas, nos haces más ricos» ¿Qué crees que ocurriría? ¿Cuál sería la respuesta de gran público?

Si no lo hacen (que ya se lo hemos sugerido vía redes sociales como presencialemente), entendemos que es por varias razones. Contentar al accionariado, evitar un mayor compromiso que dificulte su viabilidad futura, quedar en evidencia ante la opinión pública, etc.

Para evidencias, el desatino o desequilibrio del sistema:

¿Por qué el producto alimentario que por excelencia es sano, sostenido y sostenible como el Agua Mineral Natural se ve abocado a sufrir por parte de la administración, el Sistema Integral de Reciclado, los medios y en consecuencia por la opinión pública el desprestigio y la demonización a la que se ve sometida desde hace años?

Esta es una pauta que se observa constante y responde a un propósito bien orquestado. En artículos anteriores comentábamos la posibilidad de una selección no natural, por el hecho de que en un futuro próximo la calidad de las aguas determinará la salud de la población o incluso no habrá agua para todos. El desequilibrio hídrico se hace patente cada año en más territorios. Así que, de no haber Agua Mineral Natural para todos, «mejor asegurar la calidad de vida de un segmento de la población«.

Tweet de @basquewater que hace referencia al artículo del 27 de noviembre 2019 de María Santos en El Ágora, diario del Agua.

Demonizar un producto de cara a la opinión pública y es una manera de «custodiarlo» para algunos intereses. Se evita así denotar la exclusividad. También el riesgo de compararla con un sustitutivo, las aguas de red.

Por otro lado, el sistema de abastecimiento de agua de red representa una garantía en el aseguramiento de la calidad de vida de los españoles. Sin embargo, sus aplicaciónes higiénicas (considérense aguas limpias) se antojan no suficientes para asegurar las expectativas de facturación hasta niveles europeos. Esta puede ser otra razón atribuible a la actual situación de confusión y mentiras provocadas.

En otras palabras, «¿Cómo explicarle a un español medio la subida exponencial de la factura por el consumo y abastecimiento de agua de los últimos 10 años, cuando es sabedor de las cualidades del Agua Mineral Natural y la diferencia real con el agua de red?

Cierto es que la ingesta continuada de agua potable directa del grifo presenta evidencias de no ser saludable, ni sana microbiológicamente, como lo es el Agua Mineral Natural.

El saneamiento, mantenimiento y adecuación de la infraestructura más costosa para el Gobierno, puede estar detrás de la negación a la comparativa real, objetiva y concluyente entre el «agua para consumo humano» y el Agua Mineral Natural, tal y como lo remarca la ley.

Tweet de @basquewater a raíz del artículo de Moisés Canlé para iAgua, 29 de enero, 2020.

Desatino, confusión y desequilibrio

La primera clave para confundir a la opinión pública es renombrar al Agua Mineral Natural como agua embotellada, y desprenderle así de todos sus atributos legales y originales. Recordamos que en España de toda el agua embotellada, más del 97% es Agua Mineral Natural. Estamos hablando del único producto alimentario que no ha tenido contacto con el ser humano, ni muestra trazas de contaminación externa. Es de por sí, el producto 100% natural que nos brinda la laturaleza.

En segundo lugar, acusar al envase PET del Agua Mineral Natural culpable de la contaminación incontrolable que sufrimos, impide una comparativa objetiva del producto con sustitutivos basada en sus atributos.

Luego, cuando en el Consejo de Ministros, se plantea un anteproyecto de Ley de Residuos que propone castigar el consumo del único alimento en estado puro por causa de la confusión y el desorden que genera en España la gestión de Residuo, el desatino del sistema está servido.

De toda esta reflexión, son estas las conclusiones más directas:

1. La Cultura del Agua con la que practicaban los diferentes monarcas españoles y extranjeros en la España siglos atrás, sigue siendo un lujo que no está al alcance de toda la plebe. Y nos referimos a la accesibilidad, no al precio. Por lo que cuesta un café, podemos adquirir cerca de 5 litros de Agua Mineral Natural en un comercio.

El público mayoritario, no es consciente, no reconoce la diferencia entre aguas de manantial y aguas potabilizadas y es esto lo que frena su acceso a un bien salubérrimo.

Antaño, solo algunas clases podían permitirse el privilegio de los manantiales y balnearios que esculpían la geografía española en cada una de sus provincias. De su herencia, ilustrados y estudiosos, curiosos y entendidos en la materia reconocen los beneficios de aquellas (no todas) aguas cuando las observan embotelladas para su uso cotidiano de ingesta.

Mientras profesionales del sector del agua, medios masivos y gobernantes se sigan refiriendo al Agua Mineral Natural sin propiedad, como agua embotellada, estarán fomentando el desequilibrio entre clases, limitando el acceso a la información y el conocimiento y colaborando en el desatino del sistema.

2. La gestión de residuos es un caballo de batalla mundial. Las personas somos responsables de facilitar la inclusión de este residuo en la economía circular, y en España, el Sistema Integral de Reciclado quien ha de garantizar dicha inclusión.

Ecoembes es contrario a la implantación de los Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) argumentando que «únicamente es viable para recuperar envases de agua, refrescos y cerveza, sean de plástico o metal, lo que viene a representar un 8% de todo el residuo generado. Acuña además, que es un sistema que mercantiliza el reciclaje y desincentiva el reciclaje del 92% del residuo restante».

Quizás resulte un sistema menos económico que el actual, desconocemos los estudios al respecto, pero estamos convencidos de que dotar al residuo de valor de cara al gran público es un paso necesario en la concienciación de las personas para con la responsabilidad cívica.

Considerando que los envases de PET para agua son los más fáciles de reciclar, (dado que no están en contacto con material orgánico que implique la necesidad de lavar el residuo) , su proceso de reciclaje es puramente físico y presentan una demanda creciente, apostamos por una alternativa que tenga en cuenta estos factores.

3. Toda solución conlleva un proceso de adaptación del sistema. En ocasiones, un error conlleva a una mejora en la adaptación por puro descarte de opciones. Unicamente cuando la información es veraz y la transparencia un hábito, el sistema puede contar con solución de mejora continua y continuada.

Así, animámos al Sistema Integral de Reciclado, a la administración y a los medios de comunicación a hablar con propiedad sobre el Agua Mineral Natural.

Les invitamos a considerar el error que representa demonizar el más sano alimento que nos brinda la naturaleza con la excusa de que no hayamos desarrollado la capacidad para gestionar de manera eficiente nuestros residuos.

En definitiva, que reconsideren el desatino que representa descuidar la salud por el residuo.

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